Lo recuerdo siempre con una sonrisa. Una jovialidad joven que nunca lo dejó a pesar del transcurso de los años. La última vez que vino a visitarme, hace tres años, me trajo un recuerdo del Señor de los Milagros – su devoción de siempre.
Solíamos tener largas conversaciones sobre la situación del país, el rol de la universidad en la formación de los jóvenes y temas similares. Su preocupación por el futuro de sus estudiantes estaba siempre presente en las conversaciones. Durante las veces en que logramos vernos – distanciadas por varios años – pasábamos buena parte del tiempo a recordar y revivir nuestras experiencias en la universidad y en los años siguientes. Compartir la afición por el mismo color de camiseta futbolera no solo nos evitó peleas inútiles, sino que nos permitió compartir muy fuertes alegrías y también dolores.
Tuve la suerte de que almorzáramos juntos un par de semanas antes de que te fueras, Miguel, y estoy muy contento por ello. Fue un gran placer pasar tiempo juntos otra vez, aunque saludándonos con el codo y sin abrazo, gozar de tu amistad y poderte llamar así en ese momento: gran amigo.
Hoy es tu cumpleaños, gran amigo, y te recordamos con gran afecto y emoción. En la asociación de la que eres socio fundador, Visión 2050, estás siempre presente y nos sigues inspirando.